miércoles, 12 de noviembre de 2008
Laura Wittner
Cómo hacer cosas con palabras
El zeide Aarón, en sus últimos años,
me compró el María Moliner,
el Simon & Schuster’s y el Garzanti,
y en el cauce ídish del porteño
con un beso y un abrazo, sentenció:
“No te entregues tan fácil”.
Do not go gently. Rabia y risa, y después,
cartas vía aérea con su letra trabajosa.
Y a la vuelta, almuerzos sencillitos
en el silencio austero de su departamento.
Se murió, claro. Yo ahora hago buen uso
de las palabras que se ocupó de conseguirme.
El zeide Leo, a mis ojos,
vivió entre pajaritos enjaulados
y máquinas de coser.
No me habló: pero puso mi nombre
en hilo rojo de bordar, en gran cursiva
en una bolsa de tela azul marino
que se ocupó de fabricar.
Él se murió; yo seguí usando
la bolsa unos dos años más.
El zeide Leo, entonces, dice Laura.
La bobe Elena: “Tu papá está grave.
Esa verruga es venenosa.
Es un secreto entre nosotras.
No lo fastidies”. ¡Mentira!
Cantó, jugamos,
me mostró qué tiene de importante
la forma en que la luz decide
atravesar cada grupo de hojas
en hileras de árboles,
me convirtió al chocolate de taza
y me mintió.
La Baba Etia. ¿Qué palabras...?
¿Cómo armamos tanta cosa en siete años?
¿En qué tonos y voces?
Cruce fugaz, pero fulminante.
Sólo puedo citar: “No aguanto más.
Nunca voy a salir de este hospital”.
Yo huí por un pasillo blanco
oníricamente interminable.
Inédito
Volviendo de Charlone
Ahora el sol ejerce
su posibilidad aplastante de domingo a las cuatro:
así no hay forma de disfrazar el golpe
de estas ventanas fugaces cuyas escenas,
por congeladas, son peores.
La señora muy vieja de perfil
sentada a la mesa fuera de hora
mirando fijo hacia delante
y eso es todo.
Desde la calle cualquiera da por hecho
que esos ojos tan abiertos son horror
y ese gesto es el de haber abandonado
lo que alguna vez se supo, si se supo;
sólo estar proyectando
contra la caja hueca del televisor
pedazos de pasado (pero ¿qué es? ¿existió?),
presente en picadillo (pero ¿es así?
tal vez esa visión estática y temible
haya logrado componer,
o crea haber logrado componer,
finalmente algún sentido con todas esas partes).
Desconociendo ya
su perfil, el que se muestra.
Olvido
La arritmia con que comenzó el goteo
en algún momento de la noche,
la demorada comprensión de lo que era ese sonido;
el hundimiento, entonces, en sueños más remotos:
todo deshecho por este sol de mediodía,
cuya oferta incluye cáscaras de fruta,
carbón de oruga y algunas otras sequedades.
De Lluvias, de próxima aparición en Bajo la Luna
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1 comentario:
Alguna poesia para una idishe mame?
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