miércoles, 12 de noviembre de 2008

Julieta Lerman


















Hablabas, profe, el otro día
de ese libro que quiero leer
recuerdo haberlo tenido en un rincón
de una biblioteca vieja.
Después lo olvidé, olvido a menudo
qué significa
escribir hoy
el libro
es una caja
fuerte de lápices
un lápiz para cada letra: a, b, c, d, e…
tengo que escribir
lo que quiero leer.
Él se va en bicicleta
yo guardo en una bolsa
mi triciclo
y me voy caminando,
me hago la grande…

*
La cuevita de mamá
de agua dulce siempre lisa,
descansada,
no existe más.
Hay instantes fuera de todo,
fuera del tiempo,
lo más adentro
cada cosa que toco,
que miro
hacia ahí voy detrás
de ese polvo muerto de estrellas
cada mañana y renacido
en un vientre nuevo

*
Era una habitación con espejos partidos donde estábamos
----------------------------------------- -------/desnudos,
repartidos
en el techo las paredes las partes
quebradas
nuestros cuerpos.
Los gajos de tela de luz y los puentes,
las maneras de llegar,
se te habían caído
como si realmente
te hubiera desnudado.
En realidad se me habían caído a mí:
éramos los dos
ahí lo que éramos
solos
yo y mi cuerpo vacío
rebotando

*
Nos sentamos a comer
en el living lleno
de gente de tu casa
pero sólo comemos nosotros, los celíacos,
la tan poca comida
un poco de churrasco
y ensalada. Entonces les sacamos
fotocopia a las tartas de mañana
y mechamos unos bocados.
Te reís
te reís de que comamos
comida fotocopiada
pero insistimos:
el acto es todo
el puro acto
de estos días
sin gusto.

De París intramuros (El Surí Porfiado, 2008)

La luna está tan lejos y nosotros
pobres mortales entre piedras cabizbajos
siempre tenemos frío.
No se puede confiar en las palabras, se dan vuelta
como los barquitos de juguete en la fuente de la plaza
quedan flotando panza arriba como atónitos
en un día radiante
el agua los mueve apenas
aunque no están amarrados
a ningún lugar.

Inédito

No hay comentarios: