viernes, 22 de agosto de 2008

Diana Bellessi


















Octava en la corona

Dulce escapa entre los dedos de gris
herido el día último de febrero
llevando su abierto grial a cuestas
de donde espléndidas manan las gotas
del verano en fuga y el cuerpo entero
se va tras ellas pero el alma en cambio
demorada o tontuela se retrasa
en la pena de verlo otra vez partir

y así como si fuera hoy para siempre
bebe la sangre y no la miel ardida
que sus labios ofrecen por saber
de las horas ya vividas el zumo
más dulce y la sombra más oscura
hasta ser pura ofrenda derramada
en las hojas que viran al granate
o en las últimas flores del verano

que se abren delicadas con sin par
belleza diurna vuelta por la noche
su materia algo frágil y espectral
como reuniendo acaso luz y sueño
este jazmín tardío de febrero
o estas rosas amarradas roja una
y la otra blanca con ese resplandor
de nácar que muda hacia el rosado

pálido pero intenso de los días
últimos del verano que me toca
a mí cerrar como a todas las cosas
de este mundo y quisiera sin chistar
ni lágrima ni queja dejarme ir
feliz en su belleza y en su plena
certidumbre de haberse todo hecho
en el preciso momento del adiós

donde la audaz corona de la danza
que hoy termina se abra en reverencia
y sea el silencio aplauso entre las cosas
dispuestas a la dicha de vivir
y de esfumarse como el arte más
sutil del bailarín en su acrobacia
que rasga el aire y sabe entregarse
a él a tiempo una vez y siempre

Inédito

3 comentarios:

Miguel Ángel Yusta. dijo...

¡Precioso! Sensibilidad, ternura, belleza...Besos.

guillerma dijo...

me encaaanta diana. son poemas para leer en voz alta, despacito y con dulzura.

no no y no dijo...

El apellido parece preanunciar como escribe esta dama.Se disfruta realmente el poema.Un abrazo,Gian Escobar,Misiones.