lunes, 22 de diciembre de 2008

Horacio Fiebelkorn

Humo menor


Y ves los túmulos de hojas secas
a metros de esos chicos de guardapolvo
que se hamacan en la plaza.
Es un mediodía cualquiera, y los juegos
ocurren entre risas, abrigos, vendedores.

Del amarillo al gris las hojas
se vuelven humo en delgadas columnas.

Del gris al azul el humo
sube a la nube, se arruga y
desaparece.

No estuviste acá, en el lugar
donde no está lo que antes
parecía, y tampoco
el que creyó mirarlo y ahora
se pierde entre el humo que fuga
hacia el vacío.


Todavía

Todavía está por responder una pregunta
hecha dos décadas atrás, que lo dejó
paralizado.
Con un poco de suerte, en quince años más
podrá explicar lo que le ocurre
esta misma noche.

El sueño

El hombre que se sueña
en un coche en medio de la ruta,
advierte que ya no hay combustible
y se esfumaron el volante
y las puertas. No hay más salida
que despertar una y otra vez para huir
de ese auto sin nafta,
sin puertas ni volante.
Las escenas que van quedando atrás
bordean rosales y limoneros de los que cuelgan
algunas cartas y fotos que muestran
varios juegos de muebles,
un domingo de sol,
y autos usados de marcas diversas.

Quién pudiera lograr una velocidad

Quién pudiera lograr una velocidad
negativa, o sea mayor al infinito.
Llegar a la esquina antes de partir
hacia la esquina. Que oigan lo aún
no dicho, ante la chance de quedar
sin voz. Esta cuestión de espacio
vacunará cualquier idea sobre el
tiempo, ya que por ahora
nada supera a Bertoldo El Feo
–Bélgica, siglo XII, jorobado,
lleno de bocios – que al responder
sobre la cosa más veloz dijo
“el pensamiento”. Más que la luz
aunque el cuerpo recomiende
calma, y no perder de vista
las luces lentas, lo espeso
del aire oscuro que anticipa lluvia.
Pero en caso de que escuchen
lo que todavía no dijiste, y den
por consumados los actos no ocurridos,
sería posible que un día te consideren
muerto y se limiten a esperar
que no llegues tarde a tu entierro.
No sea cosa que el tiempo y los relojes
cuenten versiones distintas.

Cada vez falta menos

Cada vez falta menos para
que anochezca entre bocinazos.
Para que acabe la canción y
se prenda la TV. Cada vez
falta menos, menos para el
camión de la basura.
Cada vez el sol y la basura
dorada. Pájaros blancos
en los que pega el sol de la
autopista. Cada vez falta
menos para verte allí. Falta
menos cavidad para que el hoyo
se agrande. Falta menos pero
faltan libretas para decir
lo que falta borrar. Falta
un nombre, dos, tres, montones
de nombres en la lista. Falta
menos para que oscurezca.
Menos en dar la vuelta
sobre la cabeza. Menos falta
para el tallo que nadie. Falta
cada vez menos, más,
menos que nadie, minutos,
cada vez, nada, un poco
menos, casi, cada vez falta
lo que falta, menos que menos.

De Elegías, Ediciones al margen, 2008.

5 comentarios:

Martín dijo...

Estoy fascinado por estos poemas de Horacio. Que bueno descubrirlo!!

Anónimo dijo...

me encantó también !

Patricia dijo...

Quién pudiera lograr una velocidad negativa... ¿Olga Nicolaiva?

natalia dijo...

El hombre
qué sueña en el coche,
acelera,
para soñar
velozmente.
El hombre
eternamente
soñaba-

arkaya dijo...

Me agrado mucho ,joeer me sorprendio!mis felicitaciones !!