jueves, 15 de mayo de 2008

Paula Peyseré

No cantamos con un cancionero hecho pelota

No cantamos con un cancionero hecho pelota, no queremos
aún las radios por la mitad.
Esto será una guerra, pero no veo los hongos de las explosiones.

No podemos cantar con un cancionero arrugado y roto. Sí
improvisamos a medias
cuando no nos sabemos las partes.
Esto no es un campamento en Dresden,
ni es Heidelberg, ni La Candona.
Tomamos café y mate a toda hora.
Sólo los quejidos y algunos olores -que no identificamos
----------------------------------------- -----//como tales-
son similares a los de una batalla.

La autopista pasa arriba del Parque Chacabuco. Una chica va imaginando sobre el 86 a dos moribundos tomados de la mano en la zanja de un tren checo ¿…cómo puede ser? Abajo, los niños juegan a la pelota contra una casilla de chapa. Al costado, un departamento, desde el living abre las ventanas al tráfico de camión. Carteles indican que está Prohibido estacionar o detenerse, y franjas blancas hacen relámpago el asfalto, boca afuera. En la avenida Curapaligüe todo el año es invierno. La avenida es un ente gripal. Flota Curapaligüe, 3 metros sobre la ciudad.

No cantamos con un cancionero hecho pelota. Para éso
preferimos tararear muchas veces seguidas
la única parte que sabemos. Tantas veces como sean
-----------------------------------/necesarias, repetimos,
hasta inventar una estrofa que nos haga sentir bien.

Estamos en las tres cuartas partes de 2007 ¡Duro
------------------------------/contra éste que tampoco
dió alelíes ni césped suave en los corazones!
6 se mudaron, 2 se salvaron de sobredosis,
y todas pero todas nos negamos a cantar
con un cancionero hecho pelota.

Golpeamos las tablitas de la mesa. Golpeamos la
-------------------------------/madera de un asiento,
los pantalones golpeamos, y los marcos de la puerta.
Hacemos una canción muy pegadiza, reemplazando la
--------------------------------------/comida y el exceso.
Intuimos que solamente crecemos
comportándonos de un modo musical.


De Poemas de Base, inédito


Dibujamos toda clase de personas

7 de julio. No vivimos en el campo

Cada colectivo que pasa en su daño
con su motor quiere repetir:
¨no va a pasar,
no va a raptarnos ningun camión¨,
no va a darse eso sin cuerpo del futuro.

No puede revivir la cabra.
Murió mientras mordíamos el pasto.


De Las afueras, Ed. Siesta


La Ciudad de los niños

Después de lo peor del verano fueron a la Ciudad de los niños.
Decían que querían ir a la Ciudad de las niñas,
que el título verdadero del paseo era otro... el Pueblo,
la Junta, la Casona de los niños.
Llegaron con resaca de sábado, repletos de pan y fiambre.
Habían armado el almuerzo entre piernas amontonadas

------------------------------------------------------/en la camioneta.
Llevaban anteojos de sol que dispusieron obligatorio ponerse.

Las cervezas eran muchas. Tomaron incluso en el subsuelo de la cárcel,
en la iglesia, en el banco, en el senado, y con lujo en el palco judicial.
Formaron parejas espontáneas para hacer de acusadas, unas,

-------------------------------------------------- ---/y otros de acusadores.
Ella estaba, no se acuerda, si a la izquierda o a la derecha del juez.
Después inflaron enorme la pelota roja
con que se divierten los drogados, los niños y los grupos de jubilados.
El juego era ver Quién la pica más alta sobre el pasto, 39 grados sol.

La foto en el tren miniatura los congeló enfrentados.
Él mira con marco de carey para el fondo del pasillo del vagón,
y ella, con unos RayBan del setenta, ametralla el descampado

-------------------------------------------------------------- /por la ventana,
la mitad de la cabeza afuera.
No podrían decir a ciencia cierta si el día tuvo un disfrute presente
de ir cantando en auto. o fue una cuestión de la cámara
que en su costumbre de ajustar colores, nos hace ver las cosas
en cuadro saturado, elegante.

inédito

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ah!
no puede ir.



Me gustò la violencia
directa enrarecida de los poemas


saludos.

Joaquìn